domingo, 18 de septiembre de 2011

¿ Qué Celebramos ?



Cuando hablamos de Independencia, hablamos, en primera instancia de Identidad, puesto que para ser independientes, primero debemos construirnos identitariamente y desde esta construcción, surge nuestro discurso ético y territorial y, así mismo, nuestro accionar socio-político y socio.cultural, en la nación y la época que nos han correspondido vivir.

¿ Puede un país que aún no reconoce sus propias etnias, definirse identitariamente ?
¿ Cabe la celebración de una Fiesta Nacional, en una nación que no practica la integración de saberes, narrativas y miradas de sus diversos integrantes, en un propio y enriquecido entramado cultural ? ¿ Puede proclamar su Independencia, un pueblo que cojea pues aún no reconoce, ni es, a su vez, reconocido por sus padres indígenas ?


La integración de todas las vertientes culturales, genéticas y geográficas de un pueblo, es lo que le otorga al Territorio el estatuto eminente de Patria, lo que significa un espacio comunitario de intercambio y enriquecimiento recíproco entre todos sus habitantes, la búsqueda genuina de referentes propios, como materiales idóneos de un rostro y una voz colectivos y heterogéneos, que den cuenta de su real idiosincrasia híbrida, colorida y poderosa en el trueque cultural, que otorga conocimientos profundos y sanadores, para la comprensión de la Génesis, la Historia y la Sobrevivencia compartida, necesarios para la adquisición de fortalezas trascendentes, logradas en la consolidación de la unidad, con múltiples matices dialogantes.
Trabajar en ello, significa estar de Fiesta Nacional todos los días, en la tarea constante de celebrar la oportunidad de crecimiento y potenciación, en todos los ámbitos, que se nos ofrece a diario y en el quehacer permanente de aprender a caminar sin muletas extranjeras, sino con nuestras piernas y hacernos multilingües, para el día en que proclamemos nuestra verdadera y ganada Libertad, la de ser lo que genuinamente somos.

sábado, 26 de febrero de 2011

... Árboles...



En la comunidad de campos y bosques, todo crece y prospera naturalmente. Los árboles crecen hacia abajo y hacia arriba; firmemente conectados a la Tierra,en su profundidad hunden y entrelazan raíces, en tanto, hojas y ramas se extienden, entrelazadas, hacia el cielo...

Sus cuerpos acogen la vida, dando albergue y cobijo a otras especies, así son casa abierta, para aves, insectos, ardillas y otros pequeños animales que conviven a su abrigo y, a su vez, en la medida en que los pueblan, les otorgan vida...

En sus copas se suceden los ciclos transformativos de muerte y renacimiento, envejecen, mueren, renacen, florecen y dan frutos, sombra y oxígeno, en comunicación dirécta y permanente con nosotros y todos los seres vivos...

¿ Cuánto tiempo hará falta, para que el ser humano aprenda a seguir el modelo de la Tierra ?


lunes, 2 de febrero de 2009

¿ Qué es la Locura ?


No creo en la locura como patología. Creo que hay diferentes modos de percibir la realidad. Eso es todo. Las percepciones suelen ser subjetivas y de ellas nacen las visiones de mundo y la realidad que cada quien se construye, pienso que toda creación de mundo, sea de la naturaleza que sea, es una realidad puesto que es vivenciada por otro/s y, desde el momento en que ésta modifica la vida de un individuo y su entorno, existe, no puede ser negada. Si lo hiciésemos, estaríamos negando también las manifestaciones artísticas, literarias, filosóficas, místicas, etc. y en definitiva, reduciríamos al ser humano en cuestión, de su multidimensionalidad, a una fracción mínima de cualquiera de sus aspectos. De acuerdo a esto, pienso que toda construcción de mundo es válida, no debe ser etiquetada y tiene, por derecho, un lugar activo dentro de la sociedad, ya que es una propuesta que surge de la libertad y la creatividad de los sentidos y las emociones de cada quien, para interpretar, manifestar y vivenciar la existencia, obedeciendo a su naturaleza profunda, a su historia personal y a la re-edición que sus mecanismos hacen de lo consensuado.


Sin duda, los especialistas en Psiquiatría dirán que no es así, que existen determinadas características que presentan algunas personas, que acusan una falla en los neurotransmisores, ya sea por exceso o falta de ciertas substancias que las neuronas no producen o producen en demasía y que por ello, la realidad es percibida, en esos casos, de forma distorsionada y que los fármacos ayudan a compensar este desnivel químico, de tal modo que, los pacientes, puedan tener una percepción más fiel, cercana o exacta de lo que es la realidad.


Frente a esto, cabe preguntarse, en primera instancia ¿Qué es la realidad ? ¿ Lo sabe alguien a ciencia cierta? y, posteriormente, ¿Quién puede asegurarnos que el desnivel químico en el cerebro produce una percepción distorsionada de algo que ni siquiera podemos definir satisfactoriamente? ¿No será, acaso, que este desnivel, hace que se perciban aspectos de la realidad o dimensiones de realidad que, de ordinario, no se ven? ¿Porqué los que percibimos menos somos los sanos y quienes perciben más, los enfermos? Considerando la historia de nuestra civilización, que la normalidad esté marcada por la cantidad ¿Es un acierto? y, en último caso, siendo la Psiquiatría una ciencia que no sana lo que tiene que sanar, que sólo otorga paliativos para una situación que define como enfermedad incurable ¿Puede hablar con propiedad de algo que a todas las teorías acumuladas en su concepto y a la fallida praxis que realiza, le queda grande?




No. No puede. Las enfermedades son diagnosticadas, tratadas y curadas por los doctores, con todas las atenuantes particulares, claro, pero algo que no tiene origen claro y definido, ni tratamiento efectivo, ni cura, algo que existe en el terreno de las posibilidades y de las especulaciones, en términos científicos e ideológicos y, lo que es grave, de la experimentación en términos prácticos, no es una enfermedad. Es una forma de ser originada en la configuración celular del individuo, si se quiere, aunque este es sólo un aspecto de la vida, puesto que todo lo que vive tiene energía, espíritu y otros cuerpos además del cuerpo físico, por lo que hay muchos factores a considerar en relación a la configuración de las particulares estructuras que dan origen a maneras diversas de percibir la vida.



Esto no significa que desconozcamos las apreciaciones y juicios equivocados en los que muchas veces, los llamados, pacientes psiquiátricos se encasillan y obsesionan, al punto de, por ejemplo, ver enemigos donde no los hay y actuar de acuerdo a patrones extremadamente subjetivos y obcecados en relación a percepciones definitivamente erradas; lo que me parece, es que todos nos equivocamos, el atenuante que marca la diferencia es que si la percepción de algunos individuos es exacerbada, sus equivocaciones también lo serán, pero no por esto hemos de restarle valor a sus aciertos y a la grandeza que, como en todo ser humano, existe en distintos aspectos, en cada uno de ellos.


Tampoco se desconoce el hecho de que sin el paliativo farmacológico, es muy difícil relacionarse con ellos, la convivencia puede ser imposible y, sin duda, peligrosa, no obstante, los fármacos son sólo atenuantes de síntomas provocados por la química diferente que, a nivel cerebral, presentan estas personas, no sirven para armonizar al ser humano en forma integral, atiende a un solo aspecto y no lo sana, sólo lo anestesia. Pero el ser humano no es únicamente cuerpo físico, los pensamientos se generan en la mente a partir de sentimientos, emociones y sensaciones, entre otras cosas y éstas no se producen en el cerebro. Si se halla disociada el área emocional del pensamiento lógico, tal vez se debería comenzar por sanar el alma.


Lo atingente, a estas alturas, quiero decir, después de siglos de miradas de poco alcance, es entender al ser humano desde una visión holística y, desde allí, ayudar a sanar el dolor que ocasiona, la mayoría de las veces, tener percepciones que la mayoría no tiene. Ahora bien, el como se vivencie la situación, obedece a heteróclitos factores y registros de cada individuo; así habrá algunos que vivenciarán su forma de percibir con dolor, otros con ira, otros con complacencia, algunos con genialidad..., pero siempre habrá un resquicio amargo debido al estigma que recae sobre esta forma de ser, la exclusión que sufren quienes la viven, la incomprensión, la poca amplitud para observar el asunto, la soberbia de quienes creen saberlo todo, la ignorancia y la cobardía frente a la otredad que suele tener la masa, aquellos que marcan la norma... Y marcan el paso, las horas, la tarjeta..., en suma, el compás monocorde de la pequeñez.


Si a esto le sumamos la poca efectividad de los tratamientos tradicionales, en cuanto a generar una real mejoría mantenida en el tiempo, nos hallamos ante un círculo reincidente y absurdo. Decir que estas patologías son así, que los pacientes reinciden, que la enfermedad tiene la culpa, me parece de un facilismo que oculta una gran soberbia. Si hacemos un parangón, a modo de ejemplo entre el tema que nos ocupa y la Educación, sabemos que si un curso completo de alumnos no avanza satisfactoriamente, será el educador quien habrá de revisar sus metodologías y optimizar sus estrategias pedagógicas antes de reprobarlos a todos o a la gran mayoría y esto se hace, primero con vocación y luego con humildad, porque toda vocación es una canalización del amor y en el amor no cabe la soberbia; lo que es aplicable a cualquier disciplina, puesto que nos dedicaremos a ella para ayudar a crecer y a sanar al sector social que de ella requiera incluidos nosotros mismos, por lo tanto, si los conocimientos que se manejan y las estrategias probadas no otorgan los beneficios requeridos, buscaremos en otros saberes, lo que falta para enriquecer los nuestros, puesto que ni lo lineal ni lo transversal tienen la última palabra, la articulación de la palabra dinámica que pregunta, responde y transforma, se construye en conjunto.


En la vida somos todos aprendices. Conocemos muy poco del misterio de la existencia y sabemos menos de lo que nuestro intelecto hipnotizado por la indagación constante, cree saber. Intuyo que sabe más ese estrato subterráneo que mora en cada uno, aquello que llamamos espíritu o ser interior, no obstante e igualmente en calidad de aprendiz, puesto que se haya sujeto al devenir de lo que se vivencia, esto es, se mueve, cambia, se transforma, progresa, como todo en nosotros, con la diferencia de que, al parecer, no muere. Siendo así, es entonces el depositario de los conocimientos adquiridos y el aprendiz por excelencia, ya que continúa su existencia cuando el resto de lo que somos muere y acumula experiencias para su evolución.


Atendiendo entonces a esto, detrás de cada cuerpo físico y de cada personalidad, hay un espíritu haciendo un trabajo importante y, si ampliamos la mira, nos damos cuenta de que somos un colectivo de pasajeros en viaje, partiendo y retornando cíclicamente, a través del cual, un colectivo mayor está realizando una obra de mayor magnitud y de una trascendencia más amplia y en esta imbricación de factores en movimiento, cada experiencia vale y cada ser es necesario y aportativo en términos de desarrollo y evolución de la conciencia.



Permitámonos aprender de todo ser que se cruce en nuestro camino, no esquivemos la otredad, no hay otredades, somos todos parte de un mismo proceso; lo que hay es diversidad, colorido, matices, hibridez, todos elementos enriquecedores, de una u otra manera. Cada persona es un mundo y una versión única de existencia y también es un espejo, puesto que somos diversas manifestaciones de lo mismo en inmensidad de modos posibles, formas probables, combinaciones sorprendentes, en definitiva, multiplicidad de recursos que utiliza el espíritu para realizar su trabajo creativo, entregándose osada y fehacientemente, a la danza de la evolución a través de la experiencia humana.

domingo, 25 de enero de 2009

Recuperando la sabiduría del instinto


Ilustración de Josephine Wall
www.josephinewall.co.uk/josephine.html

Si observamos la Naturaleza, no sólo con los ojos, sino también conscientes de que somos parte de ella, empezamos a vivenciar nuestra relación con el entorno de un modo más profundo e integral; nos damos cuenta entonces, de que La Gran Madre Sabia, es como un libro abierto que contiene todo lo que necesitamos saber para vivir una experiencia plena en cada viaje y en cada retorno que a ella hacemos. Nuestra experiencia es hoy. El viaje es un presente perpetuo que se nos esfuma a cada instante. Pienso que no podemos desaprovecharlo, tanto por su fugacidad, como por la inmensa sabiduría que puede aportarnos, esta sabiduría es eterna, no muere ni se deteriora jamás, al igual que nuestra escencia, aquel extracto inefable que somos de ida y venida, de cuerpo en cuerpo.

Tenemos la maravillosa capacidad de descubrir y sorprendernos y el formidable don de la creatividad. Si observamos desde allí nuestra condición de seres humanos y nos adentramos en los ciclos y ritmos sincrónicos de vida del Reino Animal, al cual, por cierto pertenecemos, podríamos aprender a hacer de nuestra estadía aquí y ahora, una experiencia mucho más placentera y crecedora para todos, transformando favorablemente
nuestro funcionamiento orgánico y, en condecuencia, el funcionamiento sistémico de nuestras sociedades porque, si observamos bien, los animales que viven en libertad y en su habitat natural, están a resguardo de todos los males que aquejan al animal humano..., entre ellos no hay pobres ni ricos, nunca les falta el alimento, la recreación, la actividad y el descanso, entre otras cosas...

¿Qué será aquello que nos hace falta para armonizar lo que creemos ser y lo que somos?
¿Entre lo que llamamos vivir bien y lo mal que estamos viviendo?

Cada uno de nosotros tendrá su opinión al respecto y, es probable que muy diversas entre si, incluso opuestas, pero lo cierto es que el hombre es el único animal de la Tierra que extermina a su propia especie, el único que sufre de estres, cancer, sida y otros males del cuerpo y del espíritu, es el único animal que se vuelve loco, por referirnos de algún modo a las fracturas del alma y, contra toda ética e instinto per natura, es el único que se suicida, atentando física y emocionalmente contra sí mismo.

Pienso que habría que detenerse ante estos aspectos y, antes de proseguir por el camino que ya hemos sobreandado, dedicarnos a amar y apreciar a nuestros hermanos de las otras especies y, con respeto y humildad, comenzar a aprender de ellos

martes, 20 de mayo de 2008

Goteras en el Sótano


Imagen de Beatriz Moreno - Galería: Exterior-Interior www.m-mas-m.com


Ha llovido hoy en Santiago. El viejo y sabio hacer de la Naturaleza se inició ayer con un temporal de viento, breve e intenso. Cayeron capítulos muertos, trozos caducos de historias varias, el viento desprendió hojas, adherencias tóxicas y residuales resecas y luego barrió con vigor los desechos acumulados en la ciudad y, por supuesto, en sus habitantes. Algunas ramas cayeron, hubo episodios lamentables como la muerte de un joven de veinte años que recibió en su cuerpo el peso de un árbol que cayó. Ambos quedaron muertos en tierra. La muerte arrastra siempre otras muertes, para que nazca la vida. Y así, el dolor de la muerte y de la vida, que implica toda limpieza y toda regeneración, asoló la Cuenca Santiaguina. Eso ocurre todos los días, sólo que esta vez, las fuerzas del planeta evidenciaron su accionar en el proceso cíclico de la existencia, que de tan olvidado, ha resecado los ríos subterráneos de la población, configurándose ésta, en una masa inerte de seres áridos que agonizan sin saberlo.

Luego vino la lluvia. Gotas menudas, diminutas, agrupadas en inmensa cantidad; lluvia tupida y fina, como un ejército de minúsculas partículas de alimento puro, fraccionado en mínimas unidades para no masacrar la sequedad crónica de la zona, la costrosa arcilla de las grietas internas que obstruyen los ríos, la pétrea construcción de pedestres arquetipos en el diario acontecer funcional de la capital de Los Ingleses de Latinoamérica, por donde deambulan y se afanan en pos del progreso los ciudadanos mal vestidos de posmodernos, puesto que son mestizos a medio hacer, esto es, a medio comprender, a medio asumir y, por lo tanto tullidos...y, puesto que la Posmodernidad, equivale a Globalización, es decir, al entrecruce fructífero entre paradigmas socio-culturales heteróclitos, pienso que para que ésto sea efectivo, habría que partir por casa, adentrándonos en las propias raíces, reconociendo, integrando y aprendiendo de las propias etnias, investigando el orígen de las tribus urbanas existentes, explorando las zonas ocultas, los territorios relegados al abandono sistémico, como las clínicas para enfermos términales, campamentos gitanos, hogares para personas marginales y hospitales psiquiátricos o los lugares de encuentro ritual, abiertos a la comunidad, de nuestra mitad genético-histórica-identitaria indígena, como el Cerro Blanco, por ejemplo...

Pero la lluvia hace crecer la vida, abre los caminos cerrados, inunda los pozos secos y refresca la memoria cuando las grietas mojadas emanan sus efluvios; también lava las heridas, disuelve lo corrompido transformándolo en materia orgánica vivificada, limpia y fertilizante para la creación de la vida en la Tierra, en consecuencia, en la Historia, en los imaginarios, en el terruño interior de cada hijo que sostiene y alimenta, de una u otra forma, en medio del desastre y el desequilibrio que ha provocado la evolución sistémica, en lo que se refiere a sostén, alimentación ... y otras cosas.., entre esas otras, el entendimiento de lo que significa vivir en sociedad, en una urbe, en un pedazo de país mal explorado, mal aprendido y mal conocido, en consecuencia, pobre, pudiendo ser rico, en toda la amplitud de estos términos y, para colmo, mal repartido, mal administrado y mal habido, puesto que su origen fue brutal ( Véase la Historia..., Específicamente: No lea los libros de Historia. Salga a las calles, hable con los desposeídos, visite las escuelas en las poblaciones, el Paseo Ahumada en la noche, los hospitales públicos... y dele un vistazo a los devenires cotidianos del resto, observe su ignorancia respecto a la ciudad en que viven y observe la suya ). Después, si quiere, si le interesa, lea la Historia, pero a través de La Poesía de las distintas épocas, La Novela Chilena y Latinoamericana, La Pintura, La Fotografía y La Escultura de nuestros artistas denunciantes, des-vestidos, des-amortajados y des-perdigados generosamente, como esa lluvia de estos días... Aunque, para ser sincera, si bien, agradezco la bondad y la asertividad de la Madre Naturaleza y no la cuestiono, mis límites humanos hubiesen festejado una arremetida más violenta... No obstante, la Vieja Sabia, conoce las leyes naturales, los tiempos y el adecuado momento para ciertos excesos. Lo oportuno es aprender de ella.

Hoy ha llovido sobre las cicatrices, las sequedades y las grietas purulentas y yo he salido al temporal ha dar gracias desde mi estuario.